Son ondas acústicas que llevan trenes energéticos a una determinada zona afectada, sobretodo en puntos álgidos y situaciones en todos sus estadios.
Esta energía atraviesa a modo de proyectil el cabezal, generada por aire comprimido, disolviendo así calcificaciones o lesiones inflamatorias y aliviando el dolor crónico.
En estética, son empleadas para la terapéutica de patologías que requieren un aumento de la circulación sanguínea (celulitis) y la formación y reestructuración de las fibras de colágeno (flacidez).
En todo el mundo y a lo largo del tiempo, las ondas de choque se fueron introduciendo tanto en la clínica como en la estética y la rehabilitación.
Actualmente, se utiliza en la fragmentación de cálculos renales como así también en traumatología y ortopedia, cirugía y reumatología.
En cardiología se utilizan para prevenir las anginas de pecho, mientras que en esterilidad para el tratamiento de ovarios poliquísticos y disfunción eréctil.
Para el caso de cirugía, las previene, rompiendo clasificaciones que antes se solucionaban con bisturí y en dermatología para eccemas y cicatrices.
En el ámbito deportivo, para lesiones músculo esqueléticas, mientras que en estética para el tratamiento de celulitis, la flaccidez y adiposidades localizadas.
Básicamente se distinguen 2 tipos de ondas de choque:
Focales: son emitidas de manera lineal, con un campo de acción focalizado (enfocado). Son producidas por inducción electromagnética y genera ondas que son impulsadas con fuerza hasta llegar al tejido afectado.
Radiales: fueron descubiertas mucho tiempo después.
Son producidas por un medio neumático como el aire comprimido. Se utilizan para abarcar zonas más amplias, la aplicación no es invasiva y no genera nada de dolor.
Promoviendo la renovación celular y su crecimiento, las ondas de choque se convierten en grandes aliadas para el tratamiento de lesiones musculoesqueléticas en fisioterapia.
El alivio del dolor y la recuperación de la movilidad son dos aspectos fundamentales para incluirlas en la terapia.
Las tendinitis que más positivamente responden a este tratamiento son la tendinitis calcificante del hombro y las tendinitis Aquileas.
La aplicación siempre comienza en el punto de mayor dolor y desde allí con movimientos giratorios se va trabajando toda la zona colindante.
Principalmente, la onda genera analgesia, lo que va a llevar posteriormente a restablecer la movilidad lentamente.
Son necesarias de 2 a 4 sesiones cada 5 a 10 días.
La fascitis plantar es una inflamación de una vaina colágena presente en la planta del pie que aqueja a los pacientes que la padecen afectando su libre andar.
Al ser originada por una degeneración del colágeno, en un gran porcentaje de casos, el tratamiento con este tipo de ondas garantiza una recuperación alta al generar este tipo de fibras.
El tratamiento consiste en palpación de los puntos álgidos indicados por el paciente. Previa aplicación de frío se procede a iniciar los disparos de ondas hasta completar toda la zona.
La cantidad de sesiones varía entre 3 y 5 sesiones, con frecuencia semanal o cada 10 días, hasta la eliminación del dolor.
Además del uso en las patologías antes mencionadas, con las ondas de choque se puede tratar:
Las ondas de choque fueron utilizadas primeramente en estética para el tratamiento de la celulitis.
Teniendo en cuenta sus múltiples beneficios, fueron adaptadas para modelación corporal, flacidez y tonificación muscular.
La mayor aplicación de ondas acústicas de choque en estética se da en tratamientos para celulitis.
Trabajan logrando la ruptura parcial de nódulos celulíticos por un significativo aumento de la circulación sanguínea, aumento metabólico y consiguiente drenaje.
Para ver resultados objetivos es necesario un mínimo de 10 sesiones de aplicación 1 vez a la semana, debiendo seguir un correspondiente mantenimiento durante 4 a 6 meses.
Para el tratamiento de flaccidez se utilizan las ondas de choque radiales, ya que estimulan la microcirculación y la formación de nuevo colágeno, mejorando la elasticidad de la piel con resultados a largo plazo.
Son necesarias entre 5 a 8 sesiones de entre 15 y 30 minutos cada una, con una aplicación semanal.
En tonificación corporal, las ondas de choque tienen un alto impacto aunque no lo aparenten. Estos resultados se evidenciaron paralelamente al aplicarlas en las lesiones musculares, observando que el aumento de circulación y el movimiento que las mismas realizan en la fibra muscular hace que aumente su volúmen y mejore el contorno corporal.
Para estos casos son necesarias entre 8 a 10 sesiones, de 30 minutos cada una, con frecuencia cada 3 o 4 días, con una duración del protocolo de entre 2 y 4 semanas.
Estos tratamientos se basan en los beneficios que tienen las ondas en la estimulación del colágeno y elastina que brinda mayor firmeza y lozanía a la piel.
Al aumentar los vasos sanguíneos también contribuye a la oxigenación y nutrición del contorno facial, produciendo un freno al envejecimiento cutáneo y mejorando las condiciones y el aspecto de la piel del rostro.
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